“Vicente Núñez parece llegar a una tregua con la poesía: no es ya la enemiga, la ramera, sino la compañera en su fracaso vital”.
Tanto la prosa como la poesía del cordobés Vicente Núñez (Aguilar de la Frontera, 1926 – 2002) promulgan la revolucionaria creencia de que hasta nuestras acciones más íntimas repercuten en nuestro alrededor. Dar testimonio, de primera mano, en el vigésimo aniversario de su desaparición, del incalculable valor emocional de su obra (sobre “la soledad, el tiempo y el amor”). No es otra la labor del ensayo El desorden del canto (Centro Andaluz de las Letras, 2022; Colección Clásicos Singulares) del crítico y también poeta Juan Lamillar (Sevilla, 1957), al que pertenecen todas las citas, un lamento por la repentina pérdida del escritor vinculado al Grupo Cántico, que “contribuye a que su nombre y su literatura sigan presentes desde Aguilar de la Frontera, su centro vital y poético”.
Gracias a Librújula, revista bimestral y portal web dedicados a la actualidad literaria y el mundo del libro, así como a Diario Público, periodismo, investigación y compromiso para construir un mundo más igualitario, por hacerse eco, al completo, de mi reseña sobre el Premio de la Crítica 1982, ahora que se cumplen veinte años de su desaparición.
En la imagen, último acto público de Vicente Núñez en la Biblioteca Pública de Aguilar de la Frontera, 26 de abril de 2002, con motivo de la Semana del Libro y la Lectura. Dato cortesía del director de la Biblioteca, Francisco Toscano Galisteo, en la imagen junto a Antonio Maestre Ballesteros (al fondo) y Pablo García Baena. Foto de José A. Sicilia.
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